Venimos con la segunda entrega de los secretos revelados por una ex-guía del museo Ducati que nos visitó en StratoMoto.
En nuestra primera entrega de lo que no sabías de Ducati vimos algunas curiosidades de la historia temprana de la marca italiana. En esta nueva entrada, conoceremos algunas de sus motos más interesantes y veremos las entrañas de la fábrica.
No es un Ferrari, es un Baracca
Mucho se ha dicho que las Ducati son las Ferrari a dos ruedas. Esta idea no solo surgió por el poderío de ambas marcas italianas, hermanas también por sus colores, sino porque hubo un tiempo en el que las Ducati lucieron un caballo rampante idéntico al de Ferrari.
El que hoy identificamos indiscutiblemente como el caballito Ferrari era, en realidad, el símbolo del Mayor Francesco Baracca, el as italiano de los cielos en la Gran Guerra, quien murió en 1918 después de acumular 34 victorias. Baracca era oficial de caballería, pero se alistó en la aviación al inicio de la guerra austrohúngara. El Mayor decidió personalizar su avión con un caballo negro sobre una nube blanca, probablemente para recordar los inicios de su carrera militar.
En 1923 la escudería de Enzo Ferrari corrió el Gran Premio de Lugo, aún con vehículos Alfa Romeo. Fue entonces cuando la Condesa Paolina Biancoli, madre de Baracca, quien era originario de la ciudad de Lugo, le concedió a Enzo el símbolo de su hijo como amuleto de buena suerte. La escudería Ferrari aún no tenía símbolo, así que adoptó el caballo negro sobre un escudo amarillo -el color de la ciudad de Módena, tierra natal de Ferrari-.
Pero ¿cómo llegó el caballito a Ducati? Por el ingeniero Fabio Taglioni, creador del famoso sistema desmodrómico, aún hoy sello distintivo de los motores Ducati. Taglioni era originario de Lugo di Romagna, la misma ciudad del Mayor Baracca.
En 1956 Taglioni pidió y obtuvo el permiso de agregar el caballito a las motos diseñadas por él como un homenaje al héroe de su ciudad natal. Más adelante el caballito entró en desuso por la poca apreciación general del factor histórico que motivaba su presencia.
Un dato curioso: el caballo original de Baracca tenía la cola hacia abajo, mientras que tanto el de Ferrari como el de Ducati la tienen hacia arriba.
No todo son coronas de laurel
Para contar la historia de Ducati también es necesario mencionar los fracasos. En plena carrera espacial, Ducati también fabricó su Apollo, una moto que inaugura las motos bicilíndricas de la marca y que buscaba competir directamente con las Harley-Davidson.
El proyecto fue planteado por Joe Berliner, importador oficial de Ducati en Estados Unidos, donde las Harley estaban cobrando importancia a raíz de haberse convertido en el vehículo oficial de la policía.
Hasta entonces, la moto Ducati más grande era de 350 cc, por lo que construir una 1200 cc era un reto. El resultado fue un gigante de 270 kg, 1257 cc y 100 caballos de potencia que podía alcanzar una velocidad aproximada de 200 km/h.
“Parecía un camión. No me gustó”, fue el comentario lapidario de Franco Farné después de probar la moto. Se intentaron varios ajustes para reducir el peso y la potencia de la moto, pero todos fueron inútiles. Apollo nunca superó la fase del prototipo, por lo que solo se construyeron dos ejemplares, de los cuales sobrevivió uno, propiedad de un coleccionista japonés anónimo.
Pero no todo fue en vano: en 1968 el ingeniero Taglioni recupera el proyecto y le da forma al motor bicilíndrico Gran Prix 500 cc, con el que Ducati volverá a las carreras.
El elefante más rápido del desierto
Giovanni Castiglioni fundó Cagiva en 1950. La empresa fabricó piezas metálicas hasta 1978, cuando entró en la industria de las motos. En 1985 Cagiva compró Ducati y, aunque conservó la marca, ya de gran fama, empezó a producir motos de marca propia, pero con motores Ducati.


La carrera conocida como París-Dakar empezó en 1979 después de que el piloto francés Thierry Sabine se perdiera por 4 días en el desierto de Teneré y considerara que la experiencia merecía ser vivida por más aventureros y aficionados. Al inicio se trataba de un recorrido aventurero, pero el rally ha ido creciendo en fama y organización.
En 1990 y 1994, el piloto Edi Orioli ganó la difícil carrera París-Dakar con su Cagiva Elefant 900 impulsada por un motor Ducati.
La moto más sexy del mundo
La Ducati 916 recibió este excelso apelativo cuando fue presentada en 1994. Dejó sin aliento a críticos y moteros de todo el mundo, así como a los ingenieros y dueños de otras marcas, que estuvieron intentando igualar sus características innovadoras durante años.
Una cadena humana
En la fábrica de Ducati, las motos aún se ensamblan artesanalmente, a mano. Aunque la fábrica Ducati, como muchas otras, cuenta con una cadena de ensamblaje, sus empleados no ejecutan una única y repetitiva tarea a lo largo de una cadena de producción, sino que llevan a cabo fases de ensamblaje enteras. Además, cada tantos meses, se los rota de posición en la fábrica para diversificar sus funciones y mantenerlos así siempre atentos y actualizados.
Cada moto realiza su recorrido por la fábrica, desde el ensamblaje del motor hasta el lustre final de la carena, acompañado por una ficha que es su documento de identidad. Los empleados firman la ficha de la moto como un artista su obra; estampando su firma en la parte correspondiente al proceso que ejecutó, se responsabilizan por el trabajo que están llevando a cabo. Cuando fue introducido este sistema se redujeron los errores de fabricación en un 80%.
No solemos imaginar las fábricas como lugares agradables, pero ¡Ducati lo es! Es espaciosa, colorida, luminosa y bien ventilada, y todo esto puede comprobarse personalmente reservando una visita a la fábrica.
Para proteger la privacidad de sus empleados, no es posible hacer fotos durante la visita a la fábrica Ducati, por lo que hay muy pocas imágenes de ella en Internet. Sin embargo, en este vídeo podemos ver al piloto australiano Casey Stoner visitando el establecimiento: la fábrica, el museo y las oficinas Ducati.
A las puertas de la tierra prometida
El departamento de carreras, il reparto corse, se encuentra en el mismo edificio que la fábrica de motos comerciales. Durante el tour por la fábrica, los visitantes pueden ver la puerta y espiar el pasillo de entrada por una escotilla, pero el acceso es un sueño que ni siquiera los empleados Ducati pueden cumplir. Solo unos pocos elegidos tienen una identificación que les permite superar el sistema de seguridad tras el cual se custodian celosamente todos los secretos de las motos de carrera.
Imagen del retiro de las carreras de la Panigale R
Para máximo secreto, il Reparto Corse posee su propia pista de pruebas dentro del establecimiento Ducati.
Si ir a Italia no está en vuestros planes a corto plazo, podéis deleitaros haciendo la visita virtual del Museo Ducati y equipando vuestra moto al máximo para el viaje.
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